A
dos meses del crimen de Víctor Alfonso Pineda Jansen, de 28 años que ha
conmocionado a los habitantes de Coro, su progenitora Scarlet Jansen en nombre
de la familia denuncia que los presuntos autores de este homicidio premeditado,
tanto el asesino como su cómplice andan sueltos.
Jansen,
acompañada de su
esposo Ramón Antonio Pineda Piña y Henry Pineda, hermano de Víctor Alfonso, exige
que cese el hermetismo y se haga justicia. A mi hijo le quitaron la vida de un disparo a
quemarropa, que según el informe médico, Víctor Alfonso utilizó sus manos como
defensa, que quedaron cubiertas de sangre y orificios por los perdigones.
La
progenitora mostró la autopsia que reveló, que la muerte se produjo por deficiencia
aguda cardiopulmonar y shock hipovolémico por lesión visceral vascular en
abdomen por proyectil de arma de fuego.
Sus
palabras, precisas, brotan de una imagen tierna que por momentos se descompone
en amargura, y habla como si la imagen de Víctor Alfonso le acompañara todavía. Ellos irresponsablemente le
quitaron la vida a un joven deportista, discapacitado auditivo, un buen hijo,
hermano y amigo
Su
decisión está tomada: “Entregaremos una comunicación al Fiscal General, Tarek
William Saab, quien ha demostrado con hechos no apoyar irregularidades de
funcionarios, y de esta manera exigir justicia,
porque dice no estar conforme como la Fiscalía en el estado Falcón está
manejando el caso, dejando entrever una
sensación de descontento y un supuesto encubrimiento en este homicidio calificado.
Refiere,
que el Rector de la Uptag, Rafael Pineda, tío paterno de su hijo, había
suministrado declaraciones de prensa solicitando al Ministerio Público una
profunda investigación para el esclarecimiento de este hecho que conmueve a la
colectividad coriana.
Scarlet
Jansen, basa su posición rechazando que se le de el calificativo de homicidio
accidental en
vez de homicidio calificado. También denuncia que no se hicieron las pruebas de
luminol ni en el local ni en la camioneta donde lo trasladaron, y agrega que tampoco han realizado el vaciado
del teléfono de su hijo. Sin embargo, no se amilana a pesar de todo el
sufrimiento que oprime su corazón.
Contra
lo que suponen quienes temen las declaraciones de madres de hijos asesinados,
ella muestra que ni el dolor nubla necesariamente la razón, ni la entereza.
Contó
que 48 horas antes de que aparecieran los verdugos que mataran Víctor Alfonso,
a quien expresó con orgullo que le gustaba jugar dominó y practicar el
atletismo, como siempre le aconsejaba le respondió en un mensaje de voz por
WhatsApp: “Tranquila mamá que este fin de semana no voy a salir”.
Prosiguió
su relato, ofreciendo una cronología de los hechos: afirma que a las 1:20 a.m del
25 de octubre lo buscan en casa de un amigo, en la urbanización El Isiro, donde
se estaba quedando por problemas de transporte y fallas de la internet, y esa
persona le dice frente a un tercero “que
no le diga a nadie para donde va”, apuntó.
Luego, minutos después mi muchacho envía un mensaje
de voz al amigo de que en un rato se va para
la casa. Seguido, a las 2:37 am se baja
de una camioneta y a las 2:40 am los vecinos escuchan una detonación, dijo con
lágrimas en sus ojos, impotencia y con un dolor en el alma.
Denuncia,
que “los presuntos asesinos de mi amado hijo, luego de cambiarse la ropa y
limpiar la sangre en la tasca Aromas, ubicada en pleno centro de Coro, en la
calle Zamora entre calles González y Colina, diagonal al antiguo Seminario, que
estaba abierta en plena cuarentena radical, lo llevan a la Clínica Guadalupe,
dos horas después de sufrir una hemorragia, causada por un arma de fuego, antes
de la muerte real, es decir, el cese efectivo de la actividad cerebral y de las
funciones vitales del organismo, a las 4:32 a.m
“A
mi dijeron personalmente a las 5:00 am que
fueron unos motorizados que entraron y Víctor Alfonso se había resistido al
robo, luego cambian las versiones y lo más doloroso dejaron morir a mi muchacho
propiamente desangrado”. ¡Dios Mío…Fueron tan insensibles e inhumanos, pero
estoy segura que la justicia entre los hombres y la justicia divina les llegará
en su momento”, exclamó la angustiada Scarlet
Jansen.
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