viernes, 4 de diciembre de 2020

Periodista Reyes Segundo Quintero cuenta su experiencia con el Covid-19

 

Reyes Segundo Quintero

Lo primero que hay que decir es que los seres humanos tenemos la tendencia a creernos inmunes e incluso impunes a la enfermedad. Creemos vanamente que a «mi no me va a dar» y nos equivocamos. A todos nos va a tocar, en mayor o menor medida, pero tengamoslo por seguro que a todos nos llegará, algunos incluso no se darán cuenta que la padecen o la han padecido, los asintomáticos, pero mientras no se desarrolle una vacuna certificada, lo seguro es que todos estaremos expuestos.

Lo segundo, el Covid 19 es un virus extremadamente impredecible. En mi caso, por lo menos, desde que me comenzaron los primeros síntomas: una tos seca (sin producto, como dicen los médicos) hasta que tomé finalmente la decisión de hospitalizarme, pasaron apenas seis (6) días y cuando llegué a las puertas del hospital apenas si daba unos pocos pasos y sentía el cansancio y fatiga como de quien ha corrido unos 10 K.

LO SUYO ES DE HOSPITALIZACION

El lunes 16/N día en que fui a consulta con la neumonologa, fue un día terrible. Con los datos en la mano, placa de rayos X mediante y porcentaje de saturación de oxígeno en los pulmones, la especialista me dijo: «lo suyo es de hospitalización. Tiene comprometido 70 por ciento de un pulmón y el otro 50 por ciento, y la saturación de oxigeno es de 86 por ciento. Amigo lo suyo de hospitalización para ya». Confieso que cuando me dijo eso me derrumbe, vi a Virginia mi esposa al lado, y casi se me salieron las lágrimas, imagino mi cara en ese momento. ¡Hospitalizar, Dios! ¿En una clínica? Soy trabajador universitario y en estos trágicos más de 20 años, el gobierno nacional se propuso y lo logró con creces destruir uno de los sistemas más sólidos de seguridad asistencial que existía en el país, como lo era el sistema de resguardo de salud de los universitarios. Pensar en ir a una clínica era para mi una utopia de las más tristes, solo con darme los buenos dias a las puertas de la emergencia de cualquier clínica en Coro se me iba la poca cobertura que me pudiera aportar el Fondo Mutual de la Unefm.

La otra alternativa: el hospital o algún centro centinela del sistema público ¡Diooosssss! Con la fama de estos centros asistenciales. Le pregunto a la doctora que si puedo hacerme el tratamiento en casa, y me responde tajante, el problema es el oxígeno. Tu vas a necesitar oxígeno y en tu casa no vas a tener esa garantía, además necesitas comenzar el tratamiento y la mayor parte es endovenoso. Yo te aconsejo, me dice la doctora, que te hospitalices y te recomiendo que vayas al hospital de Coro.

Ese diálogo con la doctora ocurrió en la mañana de ese lunes 16/N. A las 6:00 de la tarde estaba ingresando al hospital universitario de Coro, dr. Alfredo Van Grieken, y fue la mejor decisión que pude haber tomado.

MUCHA MÍSTICA Y POCA GESTIÓN

No soy médico ni mucho menos, pero considero que el oxígeno fue vital en mi recuperación. Desde que ingresé el lunes a las 6:00 de la tarde hasta el miércoles aproximadamente a las 9 de la mañana, que me transfirieron a la sala de observación de hombres, la mascarilla de oxígeno fue mi más fiel acompañante. Estar en el hospital no fue una experiencia tan traumática como en un principio me lo imaginé, pero más por el corazón y la mística que le pone el escaso personal médico, de enfermeras, camilleros y camareras que allí presta servicio que gracias a la gestión gubernamental.

A veces sólo una enfermera era la que acudía a la guardia y tenía que ingeniárselas para asistir a la cantidad de pacientes que en ese momento estaban hospitalizados, que en el caso solo de la sala de observación de hombres para el momento que yo estuve allí éramos 7 pacientes. Un día la enfermera que me atendía me confesó: «señor yo no pensaba venir hoy a la guardia, pero vine porque este es mi trabajo y no quise dejar esto solo, imaginese, a esta hora mi hija está en casa sin nada que comer y eso no es fácil, uno hace esto porque le gusta porqué por el miserable sueldo que pagan no es. Yo tengo que ayudarme limpiando casas, porque sino mi hija se muere de hambre». Ese día la enfermera estuvo sola, ingrima, en la guardia.

Lo otro es el tratamiento. El gobierno en infinidad de propaganda se llena la boca hablando de que han controlado el Covid, ponen a supuestos enfermos recuperados a decir que se recuperaron gracias a que Maduro y el gobierno le cubrieron el tratamiento, y eso es parcialmente cierto, cuando no completamente falso.

Lo cierto es que quien no cuenta con recursos propios o el apoyo de instituciones, como en mi caso el Colegio Nacional de Periodistas y muchos amigos que se movilizaron y me apoyaron, no puede cubrir el tratamiento que resulta sumamente costoso. El retroviral, en mi caso Rendesivir, llega a costar barato, barato, en una reconocida red nacional de farmacias 140$, y en mi caso tenía que inyectarme 5. Sin contar el resto de los medicamentos, Clexane, antibióticos, entre otro. Un tratamiento completo gira alrededor de los 1.500 o más dólares,que cualquiera no los tiene a mano.

Para ser totalmente honestos con la verdad, el secretario de salud del ejecutivo regional, a instancias de la secretaria general del CNP Falcon, me visitó en el hospital y me donó varios Clexane y varios antibióticos, cosa que por supuesto le agradezco. Otro día, la secretaria de salud nos dio el clexane a varios de los ingresados. Pero señores del gobierno, no se trata de ayudar a Reyes Segundo Quintero porque es periodista y tiene un gremio detrás que le respalde. Se trata de que así como gastan dinero inútil en una campaña electoral para montar un fraude, así como gastan dinero comprando espacios radiales, televisivos, así como gastan dinero para arrastrar gente a mítines, y así como dirigentes nacionales gastan dinero en vuelos charter privados para venir a Coro o a otras partes del país, a amenazar con quitarle la comida a la gente si no votan, ese dinero lo debieran invertir en los que, desafortunadamente no cuentan con el apoyo y los recursos para sufragarse dicho tratamiento.

Lo otro que merece un aparte es lo del tomógrafo. A todos los enfermos de Covid les mandan a hacer una tomografía de tórax que en la única clinica que, en este momento la hace, cuenta la módica suma de 220$$ mientras el tomógrafo del hospital esta inexplicablemente infuncional quien sabe porqué baladí razón.

El gobierno nacional habla de comprar armas a Rusia, a China o a Turquía, mientras en el hospital de Coro los enfermos de Covid mueren de mengua sin poder saber el estado real de sus pulmones porque el tomógrafo está Inservible.

Por no hablar del aire acondicionado de la sala de observación de hombres que no funciona. En fin, una gestión de salud que solo se ve en la propaganda oficial, porque en la realidad, la salud en Falcón está privatizada.

LA SOLIDARIDAD SE AGRADECE

El Covid 19 me afianzó en mi convicción de la gran solidaridad del venezolano y sobre todo del falconiano. Somos un pueblo solidario al mil por ciento y eso me lo hicieron sentir la gran cantidad de amigos, conocidos y allegados que se volcaron a orar por mi salud o brindar su solidario apoyo con desprendimiento, para todos mi infinito agradecimiento.

Y ya que estoy en eso de los agradecimientos, el primero y más especial para mi familia, mi esposa Virginia y mi hija Elizabeth que en esta pasada se graduó de enfermera auxiliar. Mi mamá, La Linda, mi papá, mis hermanos, mis cuñados, mi suegra, que en seguida se volcaron a brindarme el más amoroso apoyo.

Al CNP Falcón y a su directiva, encabezada por Anaura Sequera, por su inmediato y solidario respaldo. A la colega Yokasta Lugo por su especial apoyo y el cariño y desinterés con que lo brindó.

 A los cientos que amigos, conocidos y compañeros de trabajo que me mostraron su solidaridad, en especial al equipo de prensa de la Unefm (el apegado a la institucionalidad no el sometido al Psuv), que me abrumaron con su apoyo. A todos ellos los quiero mucho.

A mis eternos amigos de la promoción del Pio XII por sus muestras de cariño y apoyo irrestricto.

Finalmente al equipo de salud del hospital por el cariño y la mística que le imprimen a su trabajo, ellos son los verdaderos héroes de este cuento. Un apartado especial a la doctora Graciela González, del Comité de Apoyo al Personal de Salud del Área Covid 19 de Hospital de Coro, por su inquebrantable labor para tratar de apoyar la gestión pública de salud, de nuestro sufrido principal centro de salud. A todos ustedes mil gracias.


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